Cómo nació y creció la escuela
En el año 1968, Anne Marie Ohering y Elizabeth Lunde (exmaestras de la escuela Rudolf Steiner de Florida) junto a Ana María Loiseau, Úrsula Arndt, la Sra Wölken y un grupo de padres, entre los que se encontraban Elena Wedeltoft, Suend Wedeltoft y Margarita Widmer, se unieron para crear una nueva escuela Waldorf.
¡Lograr este gran sueño requirió un gran esfuerzo! El primer año comenzaron 15 familias y 27 niños, en una casa antigua alquilada (situada en donde hoy están los Tribunales de San Isidro), a la que se adaptó para que funcionaran tres grados y una sala de jardín de infantes. Después se logró comprar una casa más amplia en la esquina de Ituzaingó y Av. del Libertador, a 1 cuadra de la Catedral de San Isidro. Las familias cercanas a la escuela ofrecían sus casas o terrenos para dar allí las clases de euritmia, jardinería y natación. La plaza de San Isidro era el lugar donde los niños jugaban en el recreo y compartían su merienda.
Al poco tiempo, Wolfram Klein, dueño de un establecimiento agrícola en Zárate, ofreció una parte de su campo “La Escondida” para sembrar cereales y para otras actividades al aire libre.
En 1984 se dio el gran paso: se compró el actual terreno (de 4.700 m2) en Villa Adelina.
Esto se logró con préstamos, adelanto de cuotas escolares y donaciones que hicieron los padres. Ya había 197 niños en la escuela primaria y 25 en jardín de infantes.
Con la venta de las viejas propiedades y nuevas donaciones, comenzó la construcción, diseñada por el arquitecto Gustavo Loiseau, según la arquitectura orgánica. Mientras tanto, se siguió usando sin costo el edificio de Ituzaingó 542, generosamente cedido por Marlene Curi.
El 25 de mayo de 1985 se colocó la piedra fundamental de nuestra escuela en Villa Adelina. ¡Y en 1986 comenzaron las clases en el nuevo edificio!
En los años siguientes, se continuó la construcción de la escuela primaria, luego llegó el SUM y la cocina, y más tarde empezó a crecer el edificio de la secundaria, paso a paso, ladrillo a ladrillo, aula a aula, siempre con el empuje, la colaboración y el protagonismo de los padres.
En 2007, se dió otro paso fundamental: la compra del maravilloso Jardín de Infantes y los galpones que completaban el predio, lograda gracias a un préstamo bancario, que se concretó por intermedio de los “amigos de la pedagogía”, y a generosas donaciones y préstamos de los padres. En el año 2016, otro nuevo nacimiento: los “galpones” se transformaron en el imponente Auditorio Willy Scallan, el gimnasio cubierto de la escuela y los tan necesarios talleres para la secundaria.